| SIMULCOP,
 "Ayuda  a dibujar digitando la mano del niño"
 Si  navegamos por las páginas de la web veremos que la palabra "SIMULCOP"  se encuentra "nombrada" en sitios de "nostálgicos". ¿Qué es  lo que lleva a recordar este material escolar? Para  dos o tres generaciones de argentinos que no éramos buenos dibujantes,  "copiadores de modelos", "reproductores de la realidad", el  SIMULCOP  nos salvó del frustrante  "bien" escrito por la maestra frente al "muy bien  felicitado" de nuestro compañero. Claro que hubo maestros que se opusieron  a su uso, pero con algún agregado o disimulo pudimos, en algunos casos,  "engañar" a la maestra y dejar a mamá sin tareas para el hogar.
 El  SIMULCOP fue patentado por Jacobo Varsky en septiembre de 1959 como  "plantillas para dibujo" y editado por Luis Laserre & Cía. en los  primeros años y por Ediciones América después. ¿A qué problemática pretendió  dar respuesta?
 "SIMULCOP espera ser para tí un colaborador  con el que podrás vencer las dificultades que tienes para realizar bien tus  dibujos. En sus hojas hallarás todo el material gráfico necesario para que cada  tema que desarrolles en tu cuaderno pueda ser ilustrado con su dibujo  en forma fiel y perfecta, y así alcanzar la  vivencia que facilite a tu mente el retenerlas."
 Como indica en su portada respondió a la exigencia de  "hacer bien los dibujos", y esto significaba reproducir de manera  fidedigna la "realidad". La misma realidad que era representada en  los libros de lectura a la que solo algunos autores (tal es el caso de  Constancio Vigil) se animaban a esquematizarla. La fantasía, la imaginación,  generalmente se reservaban a soportes extraescolares como revistas o libros de  cuentos.
 En algunos casos había realidades intocables. Cuenta  una alumna que frente al requerimiento de crear una publicidad para difundir a  la Argentina en el exterior se animó a representarla por un triángulo -  actualmente utilizado por una importante compañía petrolera que en algún  momento fue argentina - y la maestra le corrigió "cuando dibujes a la  Argentina debes hacerlo con todos sus contornos".
 En otros casos esa realidad era la de un estereotipo  como el caso de una maestra que en Jujuy le corrigió a su alumno escribiendo  "las montañas son marrones".
 Pero reproducir la realidad no significaba  necesariamente calcarla. Los pedagogos normalistas sostenían que la ciencia como el  arte "son medios útiles de que se vale el maestro para formar hábitos  intelectuales" en los niños ejercitando sus facultades por el análisis y  síntesis de las cosas. El dibujo entonces fue pensado como un instrumento de  desarrollo intelectual más que de expresión, pero se oponían al calco por ser  una actividad mecánica que "anula el trabajo mental y el ejercicio  voluntario"
 En los  cuadernos de clase entre las décadas de 1930 a 1960 podemos observar que los  "mejores" cuadernos, los que están llenos de "muy bienes" y  "felicitados" son destacados por su aplicación en la realización de  dibujos "tal cual lo hubiera hecho un adulto", o por lo menos algunos  que supieran de perspectivas y proporciones.
 Este tipo de  dibujo no fue defendido por todos los maestros. Los alumnos de Luis Iglesias o  los de las hermanas Cossettini (sin dejar de lado a tantos otros) no hubieran  usado el SIMULCOP si en ese momento hubiese existido.
 Como  producto   argentino no tenemos la certeza de que la "Patente mundial en  trámite" del SIMULCOP fuese concretada, pero sí sabemos que persiste en el  recuerdo y la nostalgia de muchos.
 Lic. María  Cristina LinaresUniversidad  Nacional de Luján
 Museo de las  Escuelas
   
                  
                     FERREYRA, Andrés (1891) Manual de Instrucciones para usar el Método de Caligrafía Inventiva. |